“El grito “somos más y no tenemos miedo” retumbará en las mentes de quienes piensen que el servicio público y los cargos electivos permiten abusar del poder, denigrar, menospreciar y hurtar de los recursos de todos. Sin duda, esta gesta perdurará como advertencia para los que piensen que pueden hacer lo mismo y será el punto de partida de la revolución pacífica y democrática más importante del nuevo milenio.
Ahora nos toca reconstruir nuestro país y nuestras instituciones para que esta tragedia no vuelva a ocurrir. La renuncia del gobernador Ricardo Rosselló, es el resultado de la unión de voluntades de todo un pueblo, quienes unidos y al unísono, reclamaron y exigieron el fin de una administración marcada por la insensibilidad, la inmadurez y la insensatez. Estos eventos nos dejan como legado que la vigilancia democrática recae en todos y que al ejercerse, resulta en el mejor antídoto contra el abuso de poder, los esquemas de ataques a la dignidad de un pueblo y la corrupción”.