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La política del desempleo y el falso discurso de Rosselló



Durante la pasada década, los puertorriqueños y puertorriqueñas han sufrido la depresión económica en la que nos han sumido las políticas de austeridad implantadas por las distintas administraciones que nos han gobernado. Bajo la teoría de que con la implementación de esas políticas de austeridad podrán subsanar la impagable deuda pública de más de 73 mil millones de dólares, administraciones de los dos partidos mayoritarios han recortado sus gastos eliminando empleos públicos y servicios esenciales para nuestra ciudadanía. La mayor parte de estos servicios son dirigidos a nuestra población más vulnerable, por lo que se han visto afectados principalmente nuestros estudiantes, trabajadores, pensionados y pacientes médicos. A causa de ello, miles de familias y jóvenes profesionales han decidido abandonar el País, buscando nuevas oportunidades de empleo y progreso económico.

En el día de hoy, el Gobierno del Partido Nuevo Progresista, aprobará un presupuesto dirigido a recortar más servicios gubernamentales. El Gobernador Ricardo Rosselló alega que con un gobierno más “pequeño”, Puerto Rico podrá pagar su deuda pública y hacer repuntar su economía, creando “más y mejores empleos”. Sin embargo, una mirada a lo que han sido los primeros 5 meses de administración del Partido Nuevo Progresista, dan cuenta de la falsedad intrínseca en el discurso oficialista y nos requieren refutar cada acción dirigida a la implantación de su modelo de gobernanza.

Las políticas económicas del gobernador Ricardo Rosselló Nevares y el liderato legislativo del Partido Nuevo Progresista han logrado, en 5 meses de gestión, una pérdida promedio de 5,000 empleos al mes solamente en el sector comercial. Este resultado dista de los pronósticos que hiciera el Gobernador Rosselló cuando, a principios de año, convirtiera en ley la mal llamada Reforma Laboral. Hace 5 meses Rosselló decía al País que la eliminación de derechos a trabajadores y trabajadoras lograría aumentar la productividad y el empleo en el sector comercial, que incluye las megatiendas, los supermercados, lavanderías (como la que sirvió de escenario para la firma de su legislación) y demás comercios al detal. Las propias cifras gubernamentales sostienen las denuncias que hicimos entonces y sobre las que insistimos ahora: la prédica económica de Rosselló es falsa.

Las mismas estadísticas reflejan que los empleos en el sector de servicios, sector económico que recibió muchos compromisos de campaña de Rosselló y su partido, está promediando una pérdida de 2,400 empleos al mes. Según reflejan los estudios del Departamento del Trabajo de Puerto Rico, luego de aprobada la Deforma Laboral, entre febrero y mayo de este año, el sector privado perdió alrededor de 31,000 empleos. Como si fuera poco, los recortes presupuestarios de Ricardo Rosselló provocará una merma adicional de 2,176 empleos tan solo en las agencias del gobierno central, y una pérdida vertiginosamente superior en los empleos a nivel municipal.

Ahora Rosselló y la legislatura penepé piden que aplaudamos un presupuesto de gastos superior al de este año fiscal, sin decirnos de dónde saldrá el dinero para costearlo pero advirtiendo que necesitarán aprobar $924 millones en impuestos nuevos para cuadrarlo a partir del 1 de julio. Si continúa la mala costumbre de no publicar las proyecciones de recaudos mensuales, no tendremos manera de evaluar la efectividad de los impuestos legislados y por legislar. Sabemos que el gobierno de Ricardo Rosselló no actúa solo: la Junta de Control Fiscal, impuesta por ley federal, está detrás de estas maniobras insanas. El problema es que esta administración se esconde detrás de la Junta mientras traiciona el juramento que tomó en enero: defender los intereses del Pueblo de Puerto Rico ante cualquier enemigo, “interior y exterior”.

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