El Nuevo Día- http://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/hayqueentenderalpueblopuertorriqueno-columna-2317042/
Mi corazón hoy se estremece cuando el tiempo parece que nos ha jugado una especie de deja vu:
Otra vez el Pueblo de Puerto Rico en marcha, en manifestaciones a favor de que a los pensionados no se les reduzcan sus pensiones, a favor de los derechos de las mujeres embarazadas, para que no se le reduzca su licencia de maternidad, a favor de que el salario mínimo de los trabajadores no se reduzca, a favor de que los días feriados para el descanso de nuestras familias no sean eliminados, a favor de que nuestras escuelas públicas no se cierren, a favor de que no se nos sigan poniendo más impuestos, a favor de que no se les aumente los costos de la matrícula a los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico, ni se cierren los Recintos, para venderlos a la empresa privada, a favor de que la deuda del Gobierno con los bonistas sea auditada y respondan por la que sea ilegal los que la emitieron, en fin una manifestación por la justicia social.
Los reclamos que hacen los manifestantes en cada piquete, marcha o demostración son legítimos. Esos derechos se reclaman no solo para los que marchan sino también para aquellos trabajadores, que aunque se incomodan y sienten las cargas de los recortes, prefieren mantenerse en la comodidad de sus hogares.
Las manifestaciones están protegidas en nuestro derecho a la libre expresión cobijado en nuestra Constitución y leyes. Lamentablemente, durante el Paro Nacional del 1 de mayo de 2017, un grupo de ciudadanos no identificados (pues tenían sus rostros tapados) decidieron hacer daño a la propiedad privada de terceros. Desde mi visión como cristiano, rechazo esos acontecimientos, pues Cristo, Gandhi y Martín Luther King, entre otras figuras transcendentales para la humanidad, lograron grandes cambios y transformaciones con gestos de paz.
Nuestro Pueblo es gallardo, valiente, pasivo y noble, pero cuando lo entrampan, reacciona como el toro acorralado que embiste.
¡Volveremos a vencer!
Que así nos ayude Dios.
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