EL NUEVO DÍA-
Una frase del escritor argentino César Aira dice: “creo que improvisar, saber adaptarse y responder al instante es la clave de la felicidad”. El pasado martes, último día del mes de febrero, el Gobernador Rosselló se aprestaba a dirigirse al país en su primer turno al bate. Entre la incongruencia de números y los aplausos de rigor le informa al país, contundentemente, que presentaría legislación para aumentar el salario mínimo a los empleados del sector público y privado. Pero, ¿a cuantas personas le aplicaría el aumento? ¿cuánto le va a costar este aumento al fondo general?, esas preguntas no estaban contestadas en el mensaje del Gobernador.
Al día siguiente, y en su segundo turno al bate en el tema del aumento al salario mínimo, el Gobernador le informa al país que lo que había comunicado escasas horas antes fue “la intención de este gobierno de aumentar el salario mínimo”. Claramente el país se dio cuenta que esta rectificación era un ejemplo claro de improvisación política y que muy probablemente el director de la Oficina de Gerencia y Presupuesto le había asegurado que esto solo podría ser posible para los empleados que ganaran menos del mínimo.
Así fue como el anuncio populista de pretender engañar a los servidores públicos se desvaneció en cuestión de horas. En el sector privado, un aumento en el salario mínimo iría en detrimento de la industria de restaurantes. Entonces, en un tercer turno al bate, el Gobernador anuncia que firmaría una orden ejecutiva para aumentar el salario mínimo de $7.25 a $8.25 la hora, esta vez sólo a los empleados del sector público y a los contratistas del gobierno en el área de la construcción.
Le recuerdo al Gobernador que la Junta de Control Fiscal, una vez entregado el Plan Fiscal del gobierno, tiene la potestad de aprobar o rechazar cualquiera medida fiscal que el gobierno pretenda implementar. Espero que a la mayor brevedad posible el Gobernador y el Director de la OGP hagan público cuanto le costará al país esta determinación, ya que la Junta de Control Fiscal pretende bajar los costos gubernamentales y el Gobernador propone aumentarlos.
Me parece que esto es una mera estrategia política para darle al país una “felicidad” momentánea y así desviar la atención sobre la discusión pública del plan presentado por el ejecutivo que incluye la imposición de sobre 77 nuevos impuestos, en tan sólo 2 meses de mandato.